Reflexión...¿Qué es un hijo?
- PAI
- 7 may 2021
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He escuchado muchas veces decir a muchas personas que quieren tener un hijo, esto con la intención de preservar un apellido, ciertas características de ellos (vanidosamente hablando) o con la intensión de verse reflejados en sus hijos de alguna manera, con la idea de que tal vez en esa o esas generaciones venideras puedan lograr, resolver o cumplir lo que ellos como futuros padres no pudieron.
También eh escuchado decir a muchos padres que la razón, el sentido o el motivo de su vida son sus hijos. Siendo honestos suena bonito y hasta un tanto romántico, pero siendo objetivos, la razón y el motor de cada uno de nosotros deberíamos ser nosotros mismos y no otra persona, justo porque si yo soy mi razón principal, puedo entonces colaborarle a alguien más. La cuestión es que la idea de verlos como el mayor trofeo a cuidar, hace que desde ese momento se le empiecen a sumar y depositar una serie de expectativas, sueños, metas, logros, mejoras, entre muchas características más, algunas muy conscientes y otras no tanto pero es lo que menos importa al final.
He escuchado y leído frecuentemente que debemos hacer tres cosas en este mundo antes de partir: escribir un libro, tener un hijo y sembrar un árbol.
No digo que este bien o mal, pero más allá de sólo hacerlo porque si, por cumplir, por "dejar mi huella genética", por presión social o familiar, porque estoy tan aburrido o aburrida que necesito ocuparme de alguien 24/7, en fin, la razón que fuese, ¿por qué no reflexionar un poco más?
Tal vez cuando se puso de moda esa frase hecha, quedaba bien para la vida de ese tiempo, el mundo era distinto en muchos sentidos, pero...¿hoy?, creo que habría que repensar más ese punto, no solamente por los que ya estamos en el mundo y como la estamos pasando, sino precisamente por los que vienen y el mundo que les estamos por entregar.
Yo creo que no sólo es tener un hijo por orgullo, por ego, por un apellido, porque va a salir bien bonito, porque todos quieren nietos, sobrinos. Tampoco creo que se trate de plantar un árbol porque si, donde sea, del tipo que sea, en el clima que sea y mucho menos escribir un libro o remedo de ello, por escribir. Considero que todo merece: consciencia, tiempo y análisis, no solo es tener claro el ¿para que? o el ¿por que? de algo, sino ver más allá, a mediano y largo plazo.
Un hijo merece y necesita muchas cosas como comida, cuidado, tiempo, amor, paciencia, libertad, entre muchísimas más cosas y tiempo, sobre todo años de tiempo de hecho. Por su parte el árbol requiere de la misma manera cuidados, tierra, agua, abono, poda, años de tiempo y desde luego el libro también, requiere tiempo para lograrse, estructura, coherencia, estética, etc. Cada uno de los anteriores independientemente de ser una persona adulta brillante, famosa, exitosa o no, de ser un árbol grande , frondoso, fuerte, verde y de que el libro sea publicado o simple gusto propio, todo merece y lleva tiempo, atención, cuidado, libertad, dedicación, esmero, cariño, amor y aún con todo eso nada está seguro.
Lo único seguro es que un hijo es un préstamo como dicen, podrá estar mucho tiempo contigo, a tu lado, pero finalmente es un ser independiente, que en algún momento comenzará a tomar caminos, decisiones, riesgos, sueños y metas por sí sólo, las cuales muy probablemente no eran las que esperabas, querías, soñabas para el o ella, incluso para ti como madre o padre, pero es así te guste o no.
Así que, si decides; plantar un árbol, piensa que tendrás que cuidarlo, darle atención y tiempo pero no podrás traerlo contigo, ni te podrá cubrir del sol siempre que ya no soportes más, piensa que por mas bello y frondoso que éste sea, solamente podrás admirarlo de lejos, al pasar por el sitio donde lo sembraste y no cada vez que mires a tu lado de la cama o tu reloj.
Ahora bien, si decides escribir un libro, recuerda que éste está a tu merced, que si tu no lo escribes o pagas a alguien por hacerlo, no va a suceder nada en días, meses o años, simplemente no habrá avance y no vas a obtener el resultado final. Debes saber, que aún pagando a alguien para dictarle, requiere de ti, de tu tiempo y atención, requiere de tus historias, de tu emoción, tus correcciones. Lo mejor de todo, es que una vez terminado podrás leerlo una y otra vez, las veces que quieras y donde quieras porque podrás llevarlo prácticamente a todos lados, además será tal cual decidas que sea en cuanto a color, textura, tamaño, todo en absoluto puedes decidirlo y estar seguro de que así será.
Y si decides tener un hijo considera que, no podrás llevarlo a donde quieras, al menos no siempre a diferencia del libro, será como el árbol pues requiere atención, cuidado y tiempo pero cuando crezca y logre sus metas quizá tengas que conformarte con admirarlo a la distancia y ver cuanto ha crecido. Sabrás que como el libro aún pagando lo mejor para el o ella: escuela, diversiones, ropa, viajes, juguetes, niñeras, actividades extra escolares, etc., no será garantía de lo que tu esperas y no sólo eso, sino que además, necesitará durante muchos años de tu supervisión, correcciones y apoyo para lograr un buen resultado final. Un ser feliz, pleno, completo en buena parte y en constante construcción por otra, un ser seguro de sí mismo, listo para vivir y enfrentar su mundo, con sus herramientas. Sabiendo que estás ahí si, pero a la distancia necesaria o suficiente, para ayudarlo, impulsarlo, guiarlo y dejarlo volar, no así para jalarlo, retenerlo, chantajearle, sabotearlo o cobrarle tu tiempo, tu esmero, tu cuidado, tu vida en el nombre del amor de padre o madre.
Si todavía tienes alguna duda sobre ¿Qué es un hijo? te comparto la siguiente reflexión de la autora Carolina Mora. Más allá del hecho de tener uno o más hijos, te invito a reflexionar sobre ¿Qué estás haciendo o haz hecho con tus hijos? y que sepas, que aún estás a tiempo de cambiar para ser y dejarlos ser.
Un hijo no es un regalo. No es un compañero asignado para un hermano. No es un nieto que los abuelos piden con insistencia.
Un hijo no es una asignatura pendiente. No viene a cumplir con lo que nos hubiera gustado y no pudimos hacer. No viene a darle sentido a nuestras vidas. Ella o él es su propia vida. .
Un hijo no es reemplazo de ningún proyecto truncado ni a una persona perdida. No es el salvavidas de ninguna persona ni de ninguna pareja.
Un hijo no viene a completar ni llenar nada. No es un tapón, no es un acompañante ni un mesías.
Un hijo no es del capricho, es del deseo. Es un otro desde el comienzo y viene a vivir su propia vida. Llega a nosotros con su propia impronta, su temperamento y sus ganas de ser. Le acompañaremos a descubrirse el o ella misma, le permitiremos expresarse con libertad, elegir quien quiere ser y que le gusta hacer. Aceptaremos desde el comienzo que no puede corresponderse a nuestro ideal, a nuestros mandatos ni a nuestros agujeros ni tampoco es nuestro reflejo.
Le tomaremos en brazos, le prestaremos el cuerpo, le daremos la mano y dejaremos la distancia necesaria para que se anime a caminar y explorar el mundo. Y aunque nos duela verle distanciarse, le esperaremos en nuestro lugar para que si regresa, encuentre nuestro abrazo sin reproches, sin culpas. Colmado de libertad. Hijo mío, hija mía: yo te libero de que me salves, de que me cuides, de que me des felicidad y de que sientas que "me debes algo".
Carolina Mora

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