Las heridas con las que todos hemos vivido.
- PAI
- 26 may 2021
- 6 Min. de lectura
Todos, absolutamente todos crecemos con heridas que nos crean nuestros padres, algunos más o tal vez más profundas y otros un poco menos, pero al final, no nos salvamos como hijos, ni como padres de causar éstas en ellos, por más amorosos y cautelosos que intentemos ser.
Cabe señalar que estas heridas no son intencionadas, más bien surgen desde las heridas que yo tuve en mi infancia, de alguna manera es un ciclo que se va repitiendo de generación en generación.
¿Cómo romper con ese ciclo vicioso?
Buscando ayuda profesional, al final la opción para romper este ciclo o cualquier otro patrón negativo de mi familia, es asistiendo a un proceso de terapia en donde se haga consciente lo inconsciente, se trabaje y entonces puedas actuar de una manera distinta y por ende, obtener resultados diferentes.
En este post les contaré un poco sobre el top de las heridas de la infancia y también sobre como pueden estar afectando tu presente, así mismo como podrías comenzar a trabajar en ellas por tu cuenta, en tanto buscas ayuda profesional.

Herida del rechazo: Está herida surge porque no me aceptaron tal cual era y entonces huyo cuando alguien me hace sentir así, me escondo, me aíslo, no quiero ver a nadie, incluso cuando la gente me quiere, prefiero aislarme antes de que me rechacen. Siento que todo el mundo me rechaza de una u otra manera y que no pertenezco. Inconscientemente existe la creencia de que no soy suficiente para nadie.
Es una herida que empieza desde que estamos en el vientre materno por alguna circunstancia difícil y que a su vez, se refuerza durante los primeros años. Es vivir en un constante rechazo de tus propias cualidades y pensando que todo lo que haces, lo haces mal y que no eres importante en nada, para nadie, en ningún lugar o posición en la que estés.
Puedes iniciar a trabajarlo por tu cuenta:
Aceptándote tal cual, con todas tus limitaciones pero también con todos tus aciertos o habilidades, sean cuales sean desde las más raras y complejas, hasta las más simples y divertidas.
Piensa un poco en ¿Y si lo digo? ¡porque no! Exprésate, no te guardes nada, y si piensan mal o no, es cosa de los demás no tuya, así que ¡di lo que piensas!
Hazte pertenecer, elige algo que te guste hacer, aprender, conocer, visitar e inscríbete, no sé si es un club deportivo, un maratón, unas clases de pintura o fotografía, pero únete a ese club, no es posible esperar siempre a ser incluido por alguien más, auto invítate y acepta el reto.
Hazte parte de algo. Clases de zumba, de pintura, un equipo de running, el club de lectura de la oficina, hay algo para todos los gastos en la viña del Señor, nomás decide a qué tren quieres treparte.
Herida de abandono: Ocurre por padres ausentes emocional y/o físicamente y entonces aprendí a hacer todo y más para que el otro no se vaya de mí lado, me aferro a conservarlo conmigo incluso cuando no es saludable y prefiero por encima de muchísimas cosas, aguantar relaciones difíciles aunque la pase muy mal, antes que ponerles fin. Además de que como fui ignorado de alguna forma, creo inconscientemente o atraigo problemas para llamar la atención, que en su momento era de mis padres, ahora de la persona que quiero o amo.
Me da miedo quedarme solo, porque igual que la primera vez en mi infancia, no fue algo que eligiera y esa sensación no fue agradable, ni esperada así que me rehúso. Hablamos de un abandono a nivel afectivo, la ausencia de un vínculo emocional sólido.
Quienes permanecen con está herida son personas que parecieran desesperadamente necesitados de amor, atención, tiempo, todo, también son miedosos y de acuerdo a lo anteriormente descrito obviamente tienen y mantienen relaciones dependientes en las que olvidan o dejan de lado sus propias necesidades actuando luego como víctimas.
Puedes iniciar a trabajarlo por tu cuenta:
Deja de procrastinar: Acaba lo que inicias, sea lo que sea un tratamiento médico, un libro, un platillo que cocinas, algo que decoras, comprométete con algo y acábalo.
Honra tu palabra: si dices "no voy a..." cúmplete a ti mismo, ya sea no comer pan, no dejarte sobajar por nadie el día de hoy, no beber refresco, cual sea tu compromiso, haz respetar tu propia palabra.
Deja de quejarte: Si algo no te está gustando y está en ti cambiarlo, mejorarlo o moverte para no seguir sintiendo esa incomodidad, hazlo en lugar de quejarte mental o explícitamente, porque la queja, solamente te desgasta, te resta energía y no soluciona nada, ¡deja de ser víctima y decide ser héroe!
Herida de humillación: Sucede porque en algún momento me ridiculizaron y se avergonzaron de mí, probablemente en un juego que yo no entendía que lo era. Tal vez hubo una frase que te hizo sentir que estabas haciéndolo mal y eso te hizo sentirte mal contigo mismo (a), un “ay, qué bruta eres” de tu papá, mamá, hermano mayor, etc. también pudo ser un control total de tu tiempo y tus decisiones cuando eras chiquito (a) y entonces, a partir de ahí, aprendí a anular mis necesidades en las de los demás. La culpa y la vergüenza que arrastro desde entonces, me han impedido aceptarme.
Me es más fácil ocuparme de los demás que de mí. Los adultos con esta herida, hacen por otros lo que no son capaces de hacer por ellos mismos, se autocritican y son sus peores verdugos.
Puedes iniciar a trabajarlo por tu cuenta:
Cuídate: Sabes perfecto cual es tu talón de Aquiles y que necesitas hacer para estar mejor, no sé si es dormir bien, hacer ejercicio, comer mejor, dejar el cigarro o bajarle a los dulces, ir al médico, resolver asuntos legales, emocionales, en fin, Sea lo que sea que necesitas, ¡toma acción! Ya no eres un niño chiquito para que lo cuiden.
Trátate como tratas a los demás: Si, reconoce tus pequeños logros del día, háblate bonito, anímate a tí mismo y échate porras.
Pinta tu raya: empieza aponer límites y deja de decirle a todos y a todo que sí.
Herida de traición: Cuando no cumplieron lo que prometieron y a raíz de ello "tengo que" controlar lo que ocurre a mi alrededor para anteponerme al "peligro" y evitar supresas que no puedo controlar. Y entonces soy sumamente exigente en mis relaciones por miedo a que me mientan.
Si tuviste una mamá o papá ansioso y no te sentiste en paz y confiado, sino más bien siempre te generaban la sensación de estar en peligro es entendible que tengas terror de confiar en alguien en cuestiones de amor o pareja.
La traición también ocurre en niños que vivieron el divorcio de sus padres o la ausencia de uno o ambos.
Puedes iniciar a trabajarlo por tu cuenta:
No te ahogues: Es decir, aprende a sentir y a vivir o expresar tus emociones, deja ya de reprimirte y fluye con lo que sientas.
¡Libérate!: Si no hay alguien a la mano, o no te sientes tan en confianza para platicar de algo que te esta sucediendo, entonces escribe, pinta, canta, dibuja, busca la manera de expresarlo, sacarlo y eso te ayudara a sacar al menos un poco de lo que traes acumulado.
Aún con miedo ¡hazlo!: Ten miedo de lo que quieras, pero aún con miedo atrévete a hacerlo, luego? Luego lo habrás superado y será solo una anécdota más para contar, presumir o reír.
Herida de injusticia: Tuve padres o personas que me educaron que fueron fríos y autoritarios conmigo y desde entonces aprendí a esconder lo que siento, a pesar de ser una persona muy sensible, pero no lo demuestro.
Aprendí con el tiempo a exigirme mucho en todo lo que hago, pues tengo la idea o percepción de que se me aprecia por lo que hago y no por lo que soy.
Ya como un adulto, con esta herida nos podemos dar cuenta de que son personas que les cuesta mucho trabajo comprometerse por temor de equivocarse, así que antes de "fallar" dejan el sitio y se van, abandonando así una relación, trabajo, o cualquier actividad que anuncie compromiso.
Puedes iniciar a trabajarlo por tu cuenta:
Da y recibe: Date la oportunidad de aprender o reaprender a querer y expresar tus emociones, si tus padres fueron fríos, no hay porque seguir siendo un hielo, permítete querer y ser querido, un apapacho nunca nos viene mal.
Date chance: No eres perfecto, así que aprende a fallar y a reconocerte tus aciertos, ahí descubrirás que eres valioso y reconocido por ser tú, por esa personalidad tan única y no necesariamente por tus logros en el trabajo, tus avances o metas.
Prueba la incomodidad: Sé que te es difícil el compromiso, pero date la oportunidad de estar, fluir, permanecer aquí y ahora en esa inestabilidad, en esa sensación que puede cambiarte la vida en un trabajo, en un lugar para radicar, con una pareja, etc.
Commentaires